Era un mediodía cualquiera del mes de febrero del corriente, cuando la Familia Pomar-Villagrán se decidió a salir de José Mármol rumbo a Pergamino. Esta familia argentina estaba integrada por el Papá, la mamá Gabriela, dos hijas de ocho y seis años de edad y el perro más pequeño. Salieron con rumbo a Pergamino, porque al padre le surgió una entrevista de trabajo en su ciudad natal; entonces optaron por ir a ver a las respectivas familias de este matrimonio (abuelos, tíos, primos, hermanos) además de analizar si les convenía la oferta laboral. Los Pomar se despidieron de sus vecinos, dejando al cuidado de la señora de al lado al perro más grande que poseían y que no podía viajar en el auto con ellos.
La familia Pomar se iba comunicando a través de mensajes de texto con sus familiares de Pergamino, comentándoles cuándo pensaban llegar. Cuando atravesaron un peaje, enviaron el siguiente mensaje siendo las veintidós horas: "En dos horas estamos allá". Éste fue el último dato que recibieron los familiares de los cuatro miembros del grupo familiar. Como no llegaban, los familiares de Pergamino radicaron una denuncia en la Comisaría y todos creían que los Pomar llegarían de un momento a otro. Pero esto no ocurrió.
Luego de la tensa espera, comenzó una búsqueda espectacular a cargo del Fiscal de la Provincia de Buenos Aires, Paul Stark, el detective. Su ayudante resultó ser el Ministro del Interior de la Provincia de Buenos Aires, el doctor carlos Stornelli. Las víctimas de esta terrible desaparición fueron buscadas por todos lados. Se estudiaron las rutas que podrían haber seguido a bordo de su automóvil duna weekend rojo, que comenzó a ser buscado en todo el país. Se difundieron las fotos de los Pomar en todos los medios de comunicación y sus familiares eran entrevistados permanentemente por todos los periodistas. Se pensó que se habían fugado, se pensó que el padre había asesinado a toda la familia luego de una discusión... Miles de hipótesis, cientos de rastrillajes a pie, a caballo y nada. A los Pomar se los había tragado la tierra.
Finalmente, después de cuarenta y cinco días, fueron encontrados a los costados de una ruta que conducía a Pergamino cuatro cadáveres y los restos de un perro. Los familiares estaban destrozados. La culpable parecía ser la esposa de un comisario de Pergamino quien, manejando un patrullero policial, rozó el auto de los Pomare hizo que salieran despedidos del auto y murieran en el momento. Comenzaron las pericias y las investigaciones judiciales. Los cuerpos no podían ser reconocidos por su estado de putrefacción. El dolor del entierro de las cuatro víctimas fue transmitido por todos los medios de comunicación.
Lo que nadie tuvo en cuenta es que los Pomar estuvieron esos cuarenta y cinco días escondidos en Brasil (para evitar pagar las deudas que tenían), disfrutando de sus playas y burlándose de todo el circo que se había montado en torno a su desaparición.